«Saber enseñar» competencia básica e imprescindible
Aprender es un proceso vital, implica resolver dificultades con mayor eficacia, o de mayor complejidad. Aprender es «ser capaz de» y convertir las dificultades externas en capacidades internas.
Enseñar-formar, en la formación de adultos y el aprendizaje a lo largo de toda la vida, es un proceso complejo que debe ser investigado y profesionalizado. Sin embargo, se ha «decidido» que no requiere metodología y que no debe ser profesionalizado. El modelo de aprendizaje de adultos parece limitarse a ir a un curso y obtener un certificado. En casos extremos de la formación on line, puede ya obtenerse sin ningún docente que lo certifique.
Y, de forma incomprensible, se suprimen familias como «Investigación y Docencia» en sectores tan estratégicos como la Formación para el Empleo. Para realizar procesos de calidad en aprendizaje, no parece lo más adecuado suprimir una disciplina de conocimiento y negar la necesidad de investigar.
Un proceso de aprendizaje de calidad en formación de adultos requiere precisamente los dos aspectos clave que han sido suprimidos: investigación y profesionalidad.
Perdemos. Cuando niegan la investigación y la calidad profesional en aprendizaje, perdemos. Cuando rebajan nuestro aprendizaje, perdemos. Y cuando queremos aprender sencillo, lo que hacemos es no capacitarnos. ¿De verdad preferimos no aprender? Aprender es empoderarse. ¿No queremos empoderarnos?
Enseñar no es decir a las personas qué y cómo tienen que hacer determinadas cosas, sino generar contextos para que adquieran capacidades. Enseñar es capacitar en: competencias analíticas, resolutivas, sociales, técnicas, comunicativas, creativas, de colaboración etc.. Enseñar es capacitar.
Claro que, para este tipo de enseñanza-aprendizaje, se requieren profesionales capaces de diseñar procesos y proyectos que posibiliten el desarrollo de una competencia: la utilización de unos conocimientos, unas capacidades y unos comportamientos específicos. Las competencias docentes se comprueban en la construcción de estos micro-proyectos, en el diseño de ejercicios y situaciones.
Este nuevo perfil del formador/a de adultos requiere preparación metodológica y, desde luego, investigación y profesionalización.
Saber, saber hacer y hacerlo profesionalmente.
Manual para la preparación profesional de formadores/as de personas adultas.
Competencia clave: diseño, organización, programación didáctica y evaluación de acciones formativas. Competencia clave y troncal para realizar una formación de calidad.
Este manual presenta contenidos, ejercicios y proyecto final, por lo que resulta útil en la formación de formadores.
Puede y debe ser ampliado con módulos específicos para los diferentes perfiles profesionales en la formación de adultos.